En un congreso internacional se presentó un estudio en el que decían que las madres de alquiler no presentan secuelas psíquicas.
Y que las razones por las que lo hacen son en un 91% de los casos por ayudar, aunque en realidad es para ayudar a sus hijos.
En un 8% por el placer de estar embarazadas (nuestra experiencia nos dice que estar embarazada no es un placer, es más, en la mayoría de los casos es todo lo contrario, el placer es tener un hijo) y sólo en un 1% por dinero exclusivamente.
Por lo que he visto estos años, la mayoría de las madres subrogadas lo hacen para obtener recursos para mantener a sus hijos.
Se sienten orgullosas de hacerlo y lo viven como “yo te ayudo a criar a tu hijo y tu me ayudas a criar a los míos”.
Un niño así concebido puede tener tres madres, la madre biológica, (la que aportó los óvulos), la madre gestacional (la que llevó el embarazo), y la madre legal, que lo va a cuidar para siempre.
También puede ser que se trate de un padre legal.
E incluso la bilogica y la legal muchas veces es la misma.
La mujer que lleva el embarazo es la madre gestacional pero nunca la madre biológica.
Eso evita temas legales posteriores, y es exigencia en los lugares que se trabaja de forma seria en estos programas.
Los óvulos son de la madre legal o de una donante de ovocitos.
Además siempre deben tener, las madres portadoras, hijos propios, entre otras cosas para evitar el riesgo de que se queden estériles por una complicación del parto.
Muchas gestantes afirman tener una mayor autoestima y confianza en sí mismas, además de gozar de un desarrollo personal positivo debido a la acción solidaria.
Por otra parte, el hecho de quedar embarazada y tener que entregar al bebé, no tiene porqué suponer daño a la integridad psíquica y física de la portadora.
Existen embarazadas que sienten vínculo solo durante el embarazo, otras rechazan al feto y solo se sienten cercanas a él cuando nace, otras no muestran apego en ningún momento del proceso, etc.
A pesar de que el vínculo materno-filial es fuerte, muchas investigaciones demuestran que la separación de la madre y el bebé tras el parto no supone complicaciones psicológicas para el bebé ni para la madre portadora. El apego prenatal depende de cada situación y sobretodo de la actitud del embarazo. De esto se deriva la importancia de que la gestante esté adecuadamente preparada para el proceso de subrogación, conociendo desde el inicio las condiciones del proceso.
En este sentido se debe resaltar la importancia de que la gestante tenga ya una familia, no solo desde el punto de vista emocional sino también médico, ya que así se puede intuir la actitud de la mujer ante un embarazo.
Los partidarios de la realización de esta técnica de reproducción asistida insisten en que se trata de una práctica que beneficia a todos los participantes y que, con la adecuada regulación y control, no tiene porqué conllevar explotación de la mujer ni suponer negocio, sino una solución para que las personas con problemas de fertilidad puedan cumplir su sueño de tener un hijo.
Es importante que la motivación que lleve a los implicados a la realización de la técnica no sea únicamente económica, con el fin de evitar el mercado negro y la mercantilización del proceso reproductivo.
Y que las razones por las que lo hacen son en un 91% de los casos por ayudar, aunque en realidad es para ayudar a sus hijos.
En un 8% por el placer de estar embarazadas (nuestra experiencia nos dice que estar embarazada no es un placer, es más, en la mayoría de los casos es todo lo contrario, el placer es tener un hijo) y sólo en un 1% por dinero exclusivamente.
Por lo que he visto estos años, la mayoría de las madres subrogadas lo hacen para obtener recursos para mantener a sus hijos.
Se sienten orgullosas de hacerlo y lo viven como “yo te ayudo a criar a tu hijo y tu me ayudas a criar a los míos”.
Un niño así concebido puede tener tres madres, la madre biológica, (la que aportó los óvulos), la madre gestacional (la que llevó el embarazo), y la madre legal, que lo va a cuidar para siempre.
También puede ser que se trate de un padre legal.
E incluso la bilogica y la legal muchas veces es la misma.
La mujer que lleva el embarazo es la madre gestacional pero nunca la madre biológica.
Eso evita temas legales posteriores, y es exigencia en los lugares que se trabaja de forma seria en estos programas.
Los óvulos son de la madre legal o de una donante de ovocitos.
Además siempre deben tener, las madres portadoras, hijos propios, entre otras cosas para evitar el riesgo de que se queden estériles por una complicación del parto.
Muchas gestantes afirman tener una mayor autoestima y confianza en sí mismas, además de gozar de un desarrollo personal positivo debido a la acción solidaria.
Por otra parte, el hecho de quedar embarazada y tener que entregar al bebé, no tiene porqué suponer daño a la integridad psíquica y física de la portadora.
Existen embarazadas que sienten vínculo solo durante el embarazo, otras rechazan al feto y solo se sienten cercanas a él cuando nace, otras no muestran apego en ningún momento del proceso, etc.
A pesar de que el vínculo materno-filial es fuerte, muchas investigaciones demuestran que la separación de la madre y el bebé tras el parto no supone complicaciones psicológicas para el bebé ni para la madre portadora. El apego prenatal depende de cada situación y sobretodo de la actitud del embarazo. De esto se deriva la importancia de que la gestante esté adecuadamente preparada para el proceso de subrogación, conociendo desde el inicio las condiciones del proceso.
En este sentido se debe resaltar la importancia de que la gestante tenga ya una familia, no solo desde el punto de vista emocional sino también médico, ya que así se puede intuir la actitud de la mujer ante un embarazo.
Los partidarios de la realización de esta técnica de reproducción asistida insisten en que se trata de una práctica que beneficia a todos los participantes y que, con la adecuada regulación y control, no tiene porqué conllevar explotación de la mujer ni suponer negocio, sino una solución para que las personas con problemas de fertilidad puedan cumplir su sueño de tener un hijo.
Es importante que la motivación que lleve a los implicados a la realización de la técnica no sea únicamente económica, con el fin de evitar el mercado negro y la mercantilización del proceso reproductivo.
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